En el Reino Unido se realizaron estudios en personas que habitualmente jugaban al bingo y en otras que no lo hacían, los resultados fueron alentadores para el primer grupo ya que demostraron una capacidad mayor para solucionar ejercicios de cálculo, agilidad mental y memorización respecto a los no jugadores. Las personas con más edad y que han jugado por más tiempo, dentro del primer grupo, alcanzaron resultados superiores en aquellos ejercicios que requieren una mayor precisión mental que los más jóvenes o que llevaban poco tiempo jugando al bingo.
En Inglaterra sobrepasan los tres millones de seguidores de este juego y se ha convertido en el principal pasatiempo de las personas de la tercera edad en el país. Para jugar al bingo es necesario marcar ágil y correctamente en los cartones cada número cantado, esto también demanda una coordinación adecuada entre la visión y los movimientos de las manos.
El hecho de que los jugadores de mayor edad ostentan una habilidad excelente en ese sentido atrajo la atención de la investigadora que se dedica a estudiar los procesos cognitivos que se vinculan a la vista, ya que hasta el momento los estudios plantean que esas habilidades menguan conforme avanza la edad. El estudio se realizó en La Universidad Southamptom de Inglaterra y con el se trató de determinar cuanto influye el juego de bingo en la agilidad mental de las personas que lo practican.
El muestreo se realizó en 112 personas de las que un 50% jugaban habitualmente al bingo. La edad de estas personas estaba comprendida entre los 18 y los 40 años, los más jóvenes y un grupo de adultos mayores entre los 60 y 82 años. Todos fueron sometidos a diversos ejercicios mentales. Gracias a este estudio la investigadora Julie Winstone concluyó que aquellas actividades que ejercitan la función cerebral logran a largo plazo detener el deterioro mental, de la capacidad cognoscitiva y desarrollan determinadas habilidades mentales como la agilidad, precisión e identificación de ciertos patrones.
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